Por
Amir Nassar Tayupe
Cristiano Ronaldo ha construido su carrera deportiva basada en la competitividad extrema, convirtiéndose en la fuerza imparable que su equipo necesita para triunfar, no por nada muchos especialistas lo colocan entre los mejores jugadores de la historia del fútbol.
Y así lo ha demostrado
recientemente, al conseguir los goles
número 100 y 101 de su trayectoria con la selección nacional de Portugal, en 165 partidos, más que
nadie entre los combinados nacionales del primer nivel mundial, y solo por
detrás del mito iraní Alí Daei, que marcó 109 tantos, en 149 juegos durante su
carrera.
Este gol número 100 quedará
para la historia, ya que fue marcado
con un golpeo impecable y sin artificios, a pesar del bajón de su efectividad.
Minutos después de enaltecerse con una marca impensable, consiguió el 101, una
acción todavía con más mérito que el golpeo directo, ya que se trató de un tiro
lejano, imparable y estético, el cual celebró con el mismo entusiasmo de
siempre.
Esta nueva marca es relevante, ya que CR7 puede ser comparado con Sándor Kocsis y Ferenc Puskás, quienes en su momento lograron obtener un promedio de alrededor de un gol por partido (75 goles en 68 partidos de Kocsis y 84 tantos en 85 apariciones de Puskás), además del brasileño Pelé con 77 goles en 92 partidos.
Por otra parte, su ‘archirrival’
Leonel Messi, suma 70 goles con Argentina, uno cada dos partidos; Neymar lleva
61 con Brasil, los mismos que Lewandowski con Polonia y uno menos que
Ibrahimovic con Suecia. David Villa, el máximo goleador de la selección
española con 59 tantos, tiene un promedio de más de un gol cada dos partidos.
En cualquier partido de Cristiano Ronaldo se aprecian con
nitidez todas las claves que han llevado la carrera del portugués a lo más alto
del fútbol mundial.
Sin embargo, a veces parece
que esa misma gran competitividad que
le ha llevado al éxito, no le deja disfrutar de sus logros, sobre todo
colectivos, ya que en el primer partido de Portugal en la Liga de Naciones, se le vio contrariado por no poder jugar ante
Croacia.
Ni siquiera los cuatro
goles de sus compatriotas ante la actual subcampeona del mundo, pudieron hacer
cambiar su rostro insatisfecho a la vista de todos, incluso recibió un llamado
de atención por no usar la mascarilla obligatoria debido a la pandemia del
Coronavirus.
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